domingo, 18 de abril de 1993

Vértice Anayet


croquis de la ruta

Vértice Anayet (2559 m) intento vía normal Canal Roya. Canfranc, Valle del Aragón, Pirineos

Aquel espléndido día de primavera, seguimos en la misma onda del anterior: Inconsciencia colectiva y empuje juvenil.

Recorrido el valle, quasi-plano, hasta la Rinconada, flipamos un poco al pasar bajo las famosas cascadas de hielo de Canal Roya.

Superamos todo el zócalo que da acceso a la zona de los ibones (Sur del Anayet). Mientras reponíamos fuerzas, un par de monitores ulta-equipados de la próxima estación de Astún, llegaron hasta nosotros, y, algo acollonados, nos recomendaron la retirada inmediata.

Así que, suongo que con cara de sorpresa y espero que con humildad, asentimos a aquellos dos efebos coloridos, y enseguida pasamos a desandar nuestros pasos, de vuelta a Rioseta.

sábado, 17 de abril de 1993

Billare



croquis copiado del Pirineos I de M. Angulo, ¿quién si no?

Grand Billare (2318 m) intento vía normal de Sanchèse. Circo de Lescun, Vallée de Aspe, Pirineos

Esto del Billare '93 fue de otra dimensión. Íbamos en plan "la kuadrilla de excursión" al Billare, cuando aquello se devino en toda una ascensión invernal a un monte con mayúsculas.

Hicimos noche en el refugio de Laberouat. Cuando llegamos hacía malo, pero ya anunció el gran Maldonado en la tele "todo soles", y cuando amaneció despejado, el alegrón que me llevé fue enorme.

Y allí que nos fuimos, hasta los cayolars de Anaye. Y más arriba también:

Como que Igotz y yo llegamos hasta el collado de la cresta, a la vista ya de Los Tres Reyes.

Habíamos superado las enormes y fatigosísimas palas muy cargadas por las recientes nevadas. Las habíamos superado con enormes dosis de ignorancia, ilusión, compañerismo y solidaridad (por lo del préstamo de guantes y las txandas con las gafas de sol).

Para la posteridad todo esto, además de esa foto entrañable, la del grupo, sentado apaciblemente en la nieve, cegado por la luz serena de media tarde.

Aquel día no lo se, pero a día de hoy, desde luego, no me importa nada no haber llegado a cima. Todo lo demás fue tan bonito que la "no cima" fue, más que nunca, algo ajeno al sentido de la jornada. Aquello fue un día de amistad.