scanner del cuaderno original
La que nos cayó aquella tarde. Los viejos tiempos de ánimo infinito nos llevaron, en esta ocasión, a plantar la tienda de campaña (no, no era canadiense, ya teníamos una tipo iglú) en el ibón de Pecico, cerca del "ataque" de la vertiente SE de la
Facha.
Nuestra idea era dormir allí, a 2000 y pico metros de altura, y al día siguiente subir a este pico fronterizo por alguna de esas rutitas que marcan en puntitos rojos los maravillosos mapas de
Alpina (abocados al fracaso desde casa, vaya).
A media tarde, al poco de tener montado el campamento de verano, comenzaron a acercarse nubes, cada vez más negras, acabando aquello en tormenta y espantada hacia los ibones inferiores... al menos perderíamos altura y estaríamos menos "aislados".
Un poco de cuelgue, allá arriba, sin certeza de nada; recuerdo claramente aquella sensación de incapacidad, de falta de aplomo, en definitiva: de falta de experiencia ante la apabullante naturaleza.
Recordatorio especial a la visión resplandeciente de los Picos de Infierno tras la tormenta vespertina.
La noche la hicimos en un refugio libre junto a los ibones de Bachimaña, también fuimos amenizados por la tormenta, que persistió durante horas, y nos sedujo de intentar cualquier actividad alpinística a la mañana siguiente.
Bajamos a Panticosa y nos acercamos al parking de Anéou,
a por el Midi.