domingo, 23 de mayo de 2004

Aratz

El gran monte que siempre veo cuando vamos/volvemos a/de Gasteiz.

Aratz 1443 m Vía normal Araia (Cara Sur)

intro El marathon alpino de Aizkorri ha alcanzado gran popularidad en sus escasas celebraciones. El año anterior me quedé con las ganas, y este aproveché la mañana para hacer el Aratz desde el Sur y ver el paso de los corredores por la cima.

fecha 23.05.04 domingo.

situacion geográfica Valle de Burunda. Altzania, Araba.


m+ Los montes vecinos (Sierra de Altzania) al Aratz.

dificultad/carácter I / F. Vía normal desde Araia (roca I).



base Araia, Araba.

condiciones/meteo nublado en la cresta, por lo demás sol y nubes. Pasé frío esperando a los atletas porque iba insuficientemente equipado.

foto CD 0405 GASTEIZ ARATZ (ZAmm). Nikon F70.

ruta La sierra de Altzania se eleva en el final oriental del macizo de Aizkorri. Su cima más elevada la cuarta de Álava es el Aratz (1.443 metros), tras Gorbea (1.481 metros), Larrasa (1.453 metros) y Palomares (1.446 metros). Es una mole caliza en forma de volcán, con una silueta inconfundible que se divisa desde muchos kilómetros de distancia. Además de su imponente conformación, el Aratz presenta la curiosidad de que, aunque está enclavado en tierras guipuzcoanas, las piedras que marcan la muga bordean su cima y pertenecen a Álava. Muy cerca se encuentra la divisoria con Navarra.
En esta ocasión, encaramos la montaña por Araya, localidad alavesa situada al pie de los montes de Altzania, en la entrada del valle de Burunda. Es un pueblo precioso y solitario con un gran polígono industrial en la entrada. La marcha comienza en la zona alta del municipio, justo donde se encuentra la fábrica Ajuria y Urigoitia, ahora cerrada.
 
Un buen sendero, muy pendiente, que recorre el bosque nos lleva hacia el manantial Zirauntza (30'), también conocido como Nacedero o Iturrizaran. No debemos llegar hasta él. La pista principal, denominada como La Cuesta de las Vagonetas, nos permite ir ganando altura hasta llegar al collado del Monte San Miguel (55'). Es una cumbre optativa desde donde se divisan las ruinas del castillo de Mirutegui. En el collado, giramos a la derecha y, poco después (1.05'), llegamos a un nuevo cruce. La senda que sube entre el hayedo se hace larga. Es bastante pendiente y nos lleva a las campas que se encuentran bajo la mole del Aratz (1h.20'). Por el camino, hemos dejado de lado (izquierda) la fuente de Iturrioz. En este punto no hay ninguna duda sobre el camino a seguir. Lo más sencillo es encarar la fenomenal cuesta de frente, hasta llegar a la cima (2h.05'). Desde el alto se puede prolongar la excursión hasta Imeleku y Allarte. Casi en la misma cumbre del Aratz, se localizan dos enormes simas. Tienen una caída vertical de 100 metros y en su interior siempre hay nieve.

grupo yo solo.

report La ruta al Aratz la hicimos con Oscar y el grupo de Trintxerpe hace varios años. En aquella ocasión fue en descenso. Ahora la ascensión apenas la recuerdo, y me voy metiendo por el precioso hayedo poco a poco. Hay sendero y voy bien, sacando alguna que otra foto. Arriba, poco antes de salir de la frondosidad del mismo, veo pasar un par de corzos a todo meter cuesta abajo.

Salgo a terreno abierto, aunque está cerrado, ya que las nubes andan a esta altura; parece que hoy no habrá vistas desde la cima.

Llegar a la cima me cuesta aun un ratillo, por roca caliza (I). Salgo a la cresta cimera y enseguida estoy en la cima del Aratz. He llegado con mucha antelación y con poca vestimenta. Conclusión: Paso frío, sentado en una roca, levantándome a ratos para agitarme un poco.

Finalmente se va acercando la horta del paso de los primeros, y nos vamos acercando a las cintas quye delimitan el trazado de la carrera.

Estamos aquí, un montón de gente, esperando al paso de unos atletas corriendo por el monte; es la primera vez que veo algo así (normalmente lo he hecho muchas veces pero con los ciclistas).




Los primeros (Poletti, Garín) llegan al trote, menudas máquinas. Tras ver pasar a varios korrikalaris, me voy moviendo hacia abajo, basta ya de pasar frío. Además, algo más abajo sigo viendo el paso de más de ellos, dirigiéndose hacia Sancti Espiritu.

Una vez reemprendo el descenso hacia Araia, me equivoco en un cruce y salgo otra vez al camino hacia San Adrián. Tengo que volver sobre mis pasos y recuperar el buen camino. Atravieso un bonito prado rodeado de bosque, y de nuevo en el hayedo en el nada corto descenso hasta el pueblo.

Me como un yogur en el coche y vuelta a Gasteiz, a degustar la cocina de Mari Carmen & family.

Iñaki Munain, jueves, 12 de abril de 2007

lunes, 17 de mayo de 2004

En algún lugar de la Montaña Palentina

uno de los mejores paisajes della mía vita

"... el 16 de mayo se fueron tempranito a un pueblo que está en la "Ruta de los Pantanos", entre Cervera de Pisuerga y Velilla de Rio Carrión. Era un dia de primavera clarísimo, y de buena mañana comenzaron su excursion, como tantas otras veces. Rodearon parte del embalse (al otro lado del cual esta el Parador de Turismo de Cervera), y se fueron internando en el bosque, robledal sobre todo, oscuro y muy tupido. Iban subiendo por una pista tapizada de verde, de pendiente suave, tranquilamente. Cada uno por una orilla de la misma.

En un determinado momento, al dar una curva y verse lo que seguía, Mercedes empezó a vislumbrar algo que se movía en el bosque. En estos casos la mente tarda en reaccionar. Aunque los pensamientos son raudos, siempre buscamos respuestas inmediatas, no paramos de darle al coco. Mercedes pensó, en unos milisegundos, algo asi como: "Uy, que vaca tan rara, que no tiene cuernos y tiene un cuerpo tan rechoncho..." Pasados esos milisegundos en los que el cerebro no es capaz de darse así mismo una respuesta certera, Mercedes le dice en voz alta a mi hermano, que estaría en la luna: 

- "Oscar, eso de ahí es un oso".

Mi hermano, cuando reaccionó, efectivamente identificó un ejemplar adulto de oso pardo, de pelo brillante. Un oso en toda regla, vamos. Oscar me dijo que no sabe exactamente porqué, pero que le vino a la mente que era un ejemplar hembra. 

Los tres, así pues, Mercé, Oscar y la osa se encontraban frente a frente, a unos 10 metros de distancia. Mirándose fijamente. Sorpresa morrocotuda para todos los implicados; tremendo despiste de la osa que, en condiciones normales, no hubiera dejado acercarse a un "humano" a más de un kilómetro. 

La adrenalina bombeando.

Bien pues, la osa, presa del gran susto, y posiblemente criando (dada la época del año), lo que acto seguido hizo fue, abrirles la boca, sin gruñir, parece, y empezar una carrera hacia ellos, ni más ni menos. Los dos excursionaistas más inofensivos de toda España estaban siendo atacados/perseguidos por un oso pardo adulto, y tenían menos de 10 metros para reaccionar.

En esto, mi hermano le dice a Mercé, a la que tenía agarrada del brazo: "Mercedes, date la vuelta y ¡corre!" Los dos excursionistas más inofensivos de España salieron pitando (supongo que batiendo el record de velocidad, al menos, de la provincia de Palencia) pista abajo, despavoridos. A los segundos, a ese tiempo indeterminado en que se pierde la nocion de las cosas, Oscar tuvo los arrestos de mirar de reojo hacia atrás, pensando que, o lo tenían oliéndoles la espalda, o ya se había parado. En ese instante pudo ver cómo la osa comenzaba a darse la vuelta y emprender su carrera hacia arriba, a protegerse en la espesura del bosque.

Los bosques de la Montaña Palentina esconden estos secretillos que te pueden quitar por una temporada, como le ha pasado a Oscar y Mercedes, las ganas de adentrarse en ellos. Ver un oso en libertad en España es un acto verdaderamente anormal, rarísimo. Incluso los aldeanos que están toda su vida en esos montes nunca ven ninguno. No verlos es lo normal. Pero aún existen, afortunadamente.