domingo, 16 de enero de 2005

Xorroxin




Cascada de Xorroxin. Valle de Baztán, Pirineos

ruta 

Desde el Barrio de Gorostapolo (Erratzu, “el verde más verde de EH”), se baja hacia el río. atravesándolo por primera vez por un puente (ojo barro).

Seguidamente encontramos una bifurcación, que viene indicada. Pasamos por un primer salto, que queda debajo del sendero. Sólo resta pasar otro puente (bonita poza), y vadear el río (ojito, sobre todo si llevas a una niña en los hombros). Ya se ve la cascada, que se encuentra entre la maleza a escasos 100 metros.

resumen Prácticamente desde Año Nuevo, cuando Gasteiz nos sorprendió con aquel gran día, lleva instalado entre nosotros la “A” grande de Anticiclón, con lo que la semana pasada anduvimos bajo el Balerdi (ver 02m05), y este domingo, el siguiente, hemos salido la familia de tres al monte, también.

Y como debe ser: Con la mochila, el bocadillo y poco más. La benevolencia climatológica incluso a hecho, durante los últimos días, que se suavizasen las temperaturas, con lo que hemos podido pasar todo el día con el forro polar fino, solamente.

Como el sábado Eider se acostó pronto (últimamente anda como una moto, y come un montón, “arró, arró”), el domingo “hemos madrugado”, y como Betcha había preparado ya el alimento de los bocatas, hemos podido salir del garaje antes de las once de la mañana.

Llegamos en una hora escasa a Gorostapolo, barrio de Erratzu. Dejamos aquí el coche por si se alarga demasiado la excursión y la niña se aburre; por precaución (hubiera sido mejor hacerla desde el mismo Erratzu).

Siguiendo las indicaciones de la ruta descrita en el libro de “Pirineos: 50 Excursiones para hacer con niños”, seguimos la vereda del arroyo, paseando por bosque hasta llegar al “paso clave” de la excursión: El vadeo del arroyo, a escasos 100 metros del salto. Inicio el paso de piedra a piedra con Eider a hombros, pero en el último tramo la coge Beatriz en brazos y atraviesa el mismo dándome la mano. Afortunadamente, no ha habido chapuzón.

La cascada es bastante espectacular, y a pesar de lo seco de las últimas semanas, el agua salta con fuerza, por lo que lo siguiente que uno piensa es “cómo bajará el agua en época de lluvias”…

Eider parece que está a gusto, rodeada de agua. Al menos, come sin rechistar un buen bote de “pu”, un yogur y un par de galletas de “arró”. Yo, mientras tanto, detengo el agua de la cascada en fotogramas e inmortalizo una vez más a la Loli y a su amatxo. Tras un rato al pie de la cascada, volvemos sobre nuestros pasos, otra vez seguros al cruzar el río, y poco a poco volvemos hacia Gorostapolo. Un grupo de pottoks realmente pequeños (supongo que son pottoks poneys o, simplemente, poneys) nos entretienen, y tanto Eider como ellos se confían en su mutua presencia cercana.

Como el día invita a disfrutar de él, no nos conformamos y bajamos andando hasta Erratzu. Me encuentro con mis compañeras a medio camino. Espero que salga bonita la foto de las dos con el Alkurruntz de fondo.

Ya en Erratzu, enseguida encontramos un parque de niños, con bancos, y al que baña el Sol (y aun le queda un buen rato antes de esconderse tras la cubierta del frontón que lo cierra al Oeste). Mientras Eider juega, y de paso pica algo, nosotros nos aplicamos con las naranjas y los bocatas de antxoas rebozadas con pimientos rojos que patrocina Beatriz.

En el banco de al lado hay una pareja con dos niñas, la mayor de las cuales juega un rato y cuida de Eider, y ésta lo agradece con risas encantadoras.

Tras el episodio del parque y los juegos, damos un paseo hasta el barrio de Iñarbil, plagado de espectaclares caseríos y palacios, al pie del Hautza. Este es el barrio donde hemos aparecido las veces que hemos bajado del Hautza hacia Erratzu.

Volvemos al coche, con la intención de acercarnos hasta la cabez del Valle, Elizondo. Aquí Eider, en su imparable carrera de tragaldabas, da buena cuenta de una pera y un plátano. Después se divierte en un espacio rodeada de siete máquinas del negocio del “vending”. Por fin llega otro de los momentos cumbre del día, la visita a la pastelería donde tomamos chocolate caliente aquel día con Raquel y Arantza.

Damos, una vez terminados los chocolates (también con la ayuda de Eider), por finalizadas las actividades del día. Regresamos a casa, pero antes hacemos una parada de cortesía en casa de los aitas para visitarles a ellos y a la abuela Conchi. 


Iñaki Munain, Donostia, miércoles, 04 de mayo de 2011

domingo, 9 de enero de 2005

Urreako Haitza

02m05
Valle de Araxes, Aralar-Malloak

Urreako Haitza 784 m
Vía Normal Azkarate

dificultad
I F. Vía normal por sendero.

fecha
09-01-2005

horario
3h20

foto
No

base
Azkarate.

condiciones/meteo
Muy bueno. 



La esbelta Arista Este del Balerdi se recorta desde la cima de Urreako Haitze (cortesía de Alberto)

Report

Es 9 de enero y habrá que ir dando por finalizadas las fiestas y las copiosas comidas navideñas. El trabajo a bajo tren se acabó; comienza el año en toda su rutina laboral. Hasta Semana Santa, del tirón. Pero no dramaticemos.

Ayer estuvimos Eider y yo en Jaizkibel, con Coro y la ama/amona. Pudimos admirar un extenso y excelso panorama desde este último baluarte pirenaico. Ahí estaba el Ori nevado, siempre tan majstuoso, mostrando su gran Cara Oeste al sol. Todo esto porque sino hubiéramos llegado a Guadalupe y nos hubiéramos trincado el tinto con la txistorra sin mediar más de un centenar de pasos entre el coche y la barra...

Hoy, domingo, el anticiclón sigue bien plantado, y hemos dado otro pasito Eider y yo: Hemos ido a buscar a Raquel y a Mattin a Lezaeta, y tras hincarme un café con leche riquísimo, hemos ido a Azkarate.

Le comentaba a Ra, mientras subíamos por la carretera del pueblo, que el paisaje se podía asemejar al de Lescun. Allí también, a medida que llegas con el coche, emerge una montaña imponente, el Billare. En el caso de hoy el protagonista que acapara la atención al fondo del pueblo es el bello Balerdi.
Con los niños bien abrigados, pues a pesar del sol es enero y hace frío, vamos subiendo por la pista hacia el collado de Urdille, al Norte del Balerdi. A ratos a pie, y a ratos a hombros, los niños van a gusto. Eider no abre la boca en todo el trayecto, ya que se encuentra observándolo todo, cautamente.

Llegados al pie de Urreako Haitza, junto a la última curva de la pista antes del collado, Raquel se queda con los niños, sentados en la hierba. Eider, por su parte, empieza a devorar galletas de arroz, tal y como viene haciendo durante los últimos días.

Yo les dejo un cuarto de hora aproximadamente, para subir a este picacho, netamente "aplastado" por su vecino mayor. La subida es empinada pero bien fácil, al final sobre caliza, para llegar a admirar desde el cercano Balerdi y su Caras Norte y Este, como los lejanos Pirineos, destacando lo que creo es el Bisaurin. Anboto y Gorbeia se suman al espectáculo por el horizonte Occidental.
En pocos minutos estoy de vuelta con Ra y los niños, con los que emprendemos el tranquilo y ya menos frío descenso hacia Azkarate.

Hernani, viernes, 17 de octubre de 2008

sábado, 1 de enero de 2005

Zaldiaran

dificultad: I F. Vía normal por sendero; zonas con bastante barro.
fecha: 01-01-2005
grupo: solo.
horario: 3h20.
fotos: no.
 
m+: a) Enlace por cresta Eskibel-Zaldiaran, b) Ascenso a Busto, c) Trail desde Armentia.
base: Bº de Zaramaga-Gasteiz.
condiciones/meteo: Ventana de buen tiempo en la zona, fantástico día.
equipo: Zapas de trail Nike, chaqueta de Gore ACG.

Introducción: Vamos tomando, parece, unas ciertas costumbres gasteiztarras, y en las actividades montañeras de 2004 también aparece este monte como una de las primeras actividades del año. Como en esta ocasión, además, pasé la Noche Vieja con la familia de Beatriz, he podido sumarme a la tradición, no sólo con el monte en cuestión, sino con los montañeros que le dan vida a dicha tradición en este día de Año Nuevo.

Descripción de la Ruta: Desde el Barrio de Zaramaga se atraviesa Gasteiz, pasando por la Avenida y el Parque del Prado, hasta llegar a Armentia (Basílica en obras). Se accede entonces al Parque de Armentia, parte del Anillo Verde de la ciudad. Siguiendo las marcas amarillas se llega a una carretera asfaltada que lleva al Barrio de Eskibel, en la falda SE de este pequeño monte.

El ascenso final transcurre por el bosque de hayas que perdura en la vertiente Norte de la Sierra (tal y como debió ser en tiempos la Llanada en pleno). Se sigue un rato un sendero que transcurre junto a un limpio y serpenteante arroyo en la espesura de dicho hayedo. La empinada cuesta final, con el piso de hojarasca, nos deposita en la cresta Occidental, a pocos metros de la cima. Curiosamente, ésta, en su parte Oeste culmina con un extraño y gran bloque que corta el paso; para superarlo se accede por la izquierda al punto débil del mismo, en fácil trepada (I, barro).

Para el descenso seguí otro sendero: Bajando por la carretera del repetidor unos 300m, enseguida sale a la izda. un sendero que por bosque baja rápido hasta una cresta que se desliga al NE. Por terreno despejado se accede a un ancho camino (rampa de barro) que, hacia la derecha, nos deposita un poco más arriba de Berroztegieta. Ya todo por asfalto se llega a la zona de Mendizorrotza, en la entrada Sur de Vitoria.

Report: Vuelvo a casa en el autobús de La Continental. Es la noche del día segundo de 2005. He pasado tres días en Gasteiz, incluyendo la Noche Vieja, Año Nuevo, y el primer Domingo del año. Beatriz y la niña me recogen el lunes en XXX. Estoy leyendo una novela que nos ha regalado Javier, “La Sombra del Viento”; parece que ha sido un éxito editorial, y la verdad tiene muy buena pinta. Llevo unas cuarenta páginas. Éste es uno de mis propósitos para este dosmil cinco: Leer unas cuantas novelas, y no sólo el Desnivel u otras revistas ligeras. Volver a esta buena costumbre, como en los turbulentos tiempos de TEXXXX.

La Noche Vieja ha transcurrido en armonía y he disfrutado de la compañía de los López-Martínez, por vez primera en esta fecha. No pude correr la San Silvestre, ya que llegué tarde al tener una referencia horaria equivocada. Así he podido comenzar el año atravesando Gasteiz en ayunas hasta Armentia y subiendo al Zaldiaran, tradición montañera de la city. Aquí, al contrario que en Donostia, donde la mayoría nos concentramos en el Adarra, cada club parece que se dedica a un monte en el Año Nuevo, y al que año tras año le son fiel. Esto es al menos lo que me contó un veterano de los tantos que se juntaron en este monte.

El día salió muy bonito, milagrosamente, y aguantó así hasta la noche; parece que quiso ser benévolo con todo el mundo y hacernos abrir los ojos en el nuevo día con buenos pensamientos.

El estómago, que al levantarme aún rebosaba turrón, se me fue desinchando durante la actividad, e incluso terminé el trayecto Beroztegieta-Parque de la Florida corriendo (había quedado allí con mis chicas).

Parecía a priori que me llevaría más tiempo, pero en menos de dos horas me planté en la cima, y sin caerme, además, dado que iba con las Nike de trail, un poco cascadas de la suela, y había bastante barro. Todo el mundo allí iba con botas, como mandan los cánones. La mayoría eran “señores”, y pocos-muy pocos, de mi edad o más jóvenes, pude ver. Todos confraternizaban en la cima, saludándose amigablemente.

El paisaje era espléndido, sobre todo hacia el Norte, donde destacaban Gorbeia, con la txapela puesta, Anboto y, poco a poco, el macizo de Aizkorri iba tanbién emergiendo, mostrando un denso manto nivoso en su vertiente Sur. Desafurtunadamente, aunque el terreno ondulado del Sur de Araba, que incluye Treviño, era visible, la Sierra de Cantabria, y su capitán, El Palomares, estaba oculta por las nubes, que aun no se habían levantado en aquel macizo.

Hernani, 3 de enero de 2005